Acoge

Acoger va más allá de dar techo, se trata de abrir nuestra casa, construir un hogar y hacer vida común.

Lo que debes saber antes de acoger

Todos deben creer en el proyecto de acogida

Es un proyecto común de toda la familia. Las personas que conviven en el núcleo de acogida, de la más grande a la más pequeña, deben compartir el proyecto común y estar dispuestas, cada uno conociendo su situación personal, disponibilidad, capacidad… Se trata de compartir la vida.

La organización doméstica

No debe tener grandes cambios respecto a la convivencia anterior a la acogida. El funcionamiento del hogar lo propondrá la familia o comunidad teniendo en cuenta el hecho de que supone acoger a una persona y el proyecto en que se embarca. Esta manera de funcionar será compartida y dialogada con la persona acogida a propuesta de la familia acogedora.

El papel de los referentes

Un acompañante externo hará el seguimiento de la persona acogida. Esta persona le dará el apoyo que requiera y responderá a posibles necesidades. El coordinador de la Red de Hospitalidad será el interlocutor con la familia o comunidad de acogida y resolverá las dudas o conflictos que puedan surgir. La familia o comunidad de acogida, gracias al contacto diario que tendrá con la persona acogida, estará atenta a las necesidades, pero no las tendrá que resolver sino que las comunicará al coordinador del proyecto, sobre quien recaerá esta responsabilidad.

El acompañamiento social y laboral

Nunca recaerá en la familia de acogida. Se llevará a cabo por parte de la entidad de donde provenga la persona. Se hará un seguimiento del proceso de la persona, externo a la familia, donde se detectarán y solucionarán las necesidades que se puedan dar.

¿Qué hay que ofrecer?

Techo, mesa y presencia. Respetando las dinámicas tanto de la familia como de la persona acogida, se propone compartir la cena y, si es posible el resto de las comidas. Se facilitará y animará la participación y el diálogo sobre el menú y su elaboración compartida. Durante las horas diurnas, habitualmente, la persona deberá seguir su proceso social y permanecerá fuera del hogar de acogida hasta la tarde. El hecho de dar llaves o no a la persona acogida será resuelto particularmente en cada caso. Se facilitará la salida de la persona acogida a otro hogar.

¿Qué hay que evitar?

Cada persona es diferente y los procesos vividos habrá respetarlos en todo momento. Hay que evitar forzar conversaciones en las que la persona acogida no esté cómodo. Las familias no deberán ayudar económicamente la persona acogida (más allá de las comidas ofrecidas y el techo).

El acuerdo de convivencia

Es recomendable firmar un documento donde se aclaren por escrito los aspectos materiales y temporales necesarios para la buena convivencia entre la persona acogida, el hogar acogedor y la coordinación de la Red de Hospitalidad.

Los imprescindibles

Pese a que parezca muy evidente, no hay que dar nada por supuesto, la acogida hay que hacerla con sobriedad, pero habrá que garantizar: una habitación independiente con una cama y espacio para dejar las pertenencias de la persona, acceso a la cocina para las comidas, al baño y a los utensilios de limpieza del hogar y el respeto a la intimidad de la persona. Será bueno involucrar a la persona acogida en las tareas comunes compartidas, siempre recordando que esta persona no nos viene a hacer las tareas del hogar que nos corresponden a nosotros. En caso de acogida con hijos, se tendrá claro que la responsabilidad de su cuidado y educación corresponde a su madre.

El apoyo

El viaje que inicia la familia de acogida es un viaje compartido con otras familias y comunidades y con toda la Red de Hospitalidad. La familia está plenamente comprometida con la acogida y dispuesta para el viaje; sin embargo, tendrá el apoyo de la coordinación de la Red de Hospitalidad para cualquier dificultad o imprevisto que puedan surgir. Se ofrecerán espacios para poder compartir entre las diferentes familias y comunidades: experiencias vividas, dificultades encontradas, estrategias útiles,… Se pide a la familia o comunidad que se comprometa a trabajar activamente en la red.

Si realmente lo habéis meditado en casa, habéis medido las fuerzas y lo deseáis. Es el momento.

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